En el mundo de la caza no solo hay que preparar el material necesario y hacer la planificación de la jornada. También hay que tener en cuenta diversas variables que pueden afectar al correcto desarrollo de todos los actores presentes en la actividad cinegética.
En este sentido, el cuidado de los perros resulta esencial. Si se encuentran enfermos, no podrán cumplir con las funciones que se les hayan asignado. Por lo tanto, vale la pena aprender a ponerlos a salvo de los principales peligros que les acechan.
Garrapatas: uno de los riesgos más relevantes para los perros.
Se trata de unos artrópodos que suelen posarse sobre los perros, por lo que conviene alejarlos de ellos. En ocasiones, no es posible evitar la aparición de estos parásitos, de manera que es preciso adoptar otro tipo de medidas.
Se alojan como huéspedes en la piel del animal (por ejemplo, en sus orejas) y se alimentan de su sangre. No es difícil imaginar, en consecuencia, los trastornos que pueden provocar en los perros.
¿Qué enfermedades pueden causar y cuáles son sus síntomas?.
Las garrapatas pueden originar diversas patologías. Estas son las más importantes:
– La babesiosis se caracteriza por la destrucción de los glóbulos rojos y provoca adelgazamiento, fiebre y vómitos.
– La enfermedad de Lyme ocasiona apatía, fiebre y graves trastornos en las articulaciones.
– La ehrlichiosis se manifiesta con hemorragias, pérdida de peso y problemas hepáticos.
– La fiebre botonosa mediterránea es más peligrosa para las personas que para los perros, los cuales pueden transmitirla.
La importancia de la prevención.
En cuanto a las medidas que se pueden adoptar para evitar que surjan estos cuadros, los pulverizadores, las pipetas, las pastillas y los repelentes han demostrado sobradamente su eficacia.
Los tratamientos más adecuados.
Por último, conviene conocer cómo abordar la presencia de los síntomas anteriormente citados. El imidocarb es útil contra la babesiosis, la ehrlichiosis se trata con doxiciclina y la enfermedad de Lyme y la fiebre botonosa mediterránea también se combaten mediante antibióticos.
Unos peligros también para los cazadores.
Entre la primavera y el otoño, debido a la combinación de calor y humedad, es la época del año en la que más proliferan. No en vano, el monte, escenario habitual de las cacerías, representa su hábitat natural. Como son transportadas por los perros, pueden saltar a las personas fuera del ámbito cinegético.
Bañar al animal y explorarlo minuciosamente después de cada temporada de cacerías son excelentes acciones para localizar la presencia de estos artrópodos.
No hay que olvidar que las garrapatas se comportan como importantes vectores de enfermedades humanas. Y los síntomas en las personas son similares a los que pueden padecer los canes.
En definitiva, una caza en condiciones óptimas implica, entre otras acciones, alejar a los perros de sus parásitos.